martes, 16 de noviembre de 2010

IX RAM

IX Reunión de Antropología del Mercosur

Culturas, Encuentros y Desigualdades

10 a 13 de julio de 2011, UFPR, Curitiba, Paraná, Brasil

Convocatoria para la presentación de propuestas de Mesa Redonda y Grupo de Trabajo

Entre los días 10 y 13 julio de 2011 se celebrará en Curitiba (Paraná), Brasil, en el campus de la UFPR, la IX Reunión de Antropología del Mercosur, con el tema Culturas, Encuentros y Desigualdades.

La IX RAM será organizada por el Programa de Posgrado en Antropología y por el Departamento de Antropología de la Universidad Federal de Paraná (UFPR), que invitan a la comunidad académica a presentar sus propuestas de trabajo, como se dispone a continuación.

Resumen del cronograma para la presentación de propuestas de Grupos de Trabajo y Mesas Redondas

Inscripción de propuestas para la realización de Grupos de Trabajo Hasta 17/12/2010
Inscripción de propuestas para la realización de Mesas Redondas Hasta 21/01/2011
Inscripción on-line de propuestas de trabajo en los GTs programados 26/01 a 3/3/2011
Divulgación de la programación general de los GTs y Mesas Redondas Hasta 1/4/2001
Plazo final para el envío de los trabajos completos aceptados 9/6/2011


1) Normas para la presentación de propuestas de Grupos de Trabajo (GTs)

Los GTs deberán contar con dos o tres coordinadores, provenientes de al menos dos países e instituciones diferentes. Al menos dos coordinadores deben poseer el título de doctor. Los GTs funcionarán en tres (3) sesiones, con el máximo de seis (6) presentaciones orales por sesión, no sobrepasando el total de 18 trabajos por grupo. En cada GT podrán ser seleccionados hasta seis trabajos para que puedan ser presentados en formato póster (cartel), totalizando un máximo de dos pósteres por sesión. Los coordinadores podrán invitar comentaristas para incentivar el debate dentro de los grupos. Las propuestas serán evaluadas por el comité académico, que podrá recomendar agrupamientos por afinidad temática, previa consulta a los coordinadores.

Las propuestas de Grupos de Trabajo deben dirigirse vía documento anexado al siguiente correo electrónico: ram@sinteseeventos.com.br.
Download del documento anexado.

Los grupos se reunirán por las tardes, los días 11, 12 y 13 de julio de 2011.

2) Normas para la presentación de propuestas de Mesas Redondas (MRs)

Pueden proponer Mesa Redonda: investigadores y profesores doctores.

Las mesas redondas serán formadas por hasta cuatro participantes, siendo uno de ellos el(la) coordinador(a) – que debe tener el título de doctor(a). Los integrantes deben pertenecer a instituciones diferentes, provenientes de, por lo menos, dos países. El coordinador será el responsable de enviar la propuesta, que deberá incluir las siguientes informaciones.

1. Título de la Mesa Redonda (MR)
2. Descripción del tema de la mesa (hasta 900 caracteres, incluyendo espacios)
3. Palabras clave
4. Nombre, afiliación institucional, e-mail y teléfono de todos los participantes.

Las mesas serán realizadas prioritariamente por la mañana, entre los días 11, 12 y 13 de julio de 2011.

OBSERVACIONES GENERALES

a) FINANCIAMIENTO:

Todos los participantes deben buscar fuentes alternativas, o recursos propios, que posibiliten el viaje a Curitiba. La organización del evento hará todas las gestiones posibles para apoyar la participación de hasta un coordinador(a) por GT y hasta dos participantes de mesas redondas.

b) "PAPERS"

Todos los participantes con trabajo aceptado deberán enviar la versión completa del mismo a la organización de la Reunión, hasta el día 09/06/2011, para que el texto pueda ser incluido en los anales del evento.

En breve estará disponible el website de la IX RAM, donde serán divulgadas más informaciones.

Curitiba, 20 de octubre de 2010
Comité Ejecutivo
Universidade Federal do Paraná
Departamento de Antropologia
Programa de Pós-Graduação em Antropologia Social



viernes, 12 de noviembre de 2010

IV Congreso Internacional de Letras

"Transformaciones culturales. Debates de la teoría, la crítica y la lingüística en el Bicentenario"

Buenos Aires, 22 a 27 de noviembre de 2010
Facultad de Filosofía y Letras, Puán 480

El Departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires invita a participar del IV Congreso Internacional de Letras, Transformaciones culturales. Debates de la teoría, la crítica y la lingüística en el Bicentenario, que tendrá lugar del 22 al 27 de noviembre de 2010 en la Ciudad de Buenos Aires. Este evento bianual convoca a numerosos investigadores, docentes y estudiantes de distintas partes del mundo para establecer debates sobre los temas de interés de todas las áreas de los estudios literarios y de los estudios lingüísticos. Se contará con la presencia de los siguientes invitados especiales:

Alicia Atienza (Universidad Nacional de la Patagonia Austral)
Ana María Borzone (CIIPME-CONICET)
Isolda Carranza (Universidad Nacional de Córdoba)
Nora Catelli (Universidad de Barcelona)
Gloria Chicote (Universidad Nacional de La Plata)
Sandra Contreras (Universidad Nacional de Rosario)
María Teresa Gramuglio (Universidad Nacional de Rosario, UBA)
Eva-Lynn Jagoe (Universidad de Toronto, Canadá)
Pascual Masullo (Universidad Nacional de Río Negro)
Pablo Rocca (Universidad de La República, Uruguay)

A las aproximadamente 700 exposiciones organizadas en conferencias, paneles y mesas paralelas, en el marco del Bicentenario, se sumarán mesas redondas con escritores y críticos acerca de la producción literaria actual.

Ejes temáticos:

-La literatura, la crítica y la lingüística en el Bicentenario
-Centenarios y Bicentenarios: revisiones y debates
-Canon, historias de la literatura e historias de la crítica
-Las literaturas latinoamericanas: espacios, límites y fronteras
-Mundialización de la literatura y literaturas nacionales
-Problemas de las literaturas comparadas
-Literatura, cine y artes visuales
-Estudios de la memoria y la representación
-Escrituras del yo, autobiografía, autoficción
-Teoría, crítica e instituciones
-Discusiones actuales sobre poéticas y géneros
-Estudios culturales y crítica de la cultura
-Oralidad, lectura y escritura
-Problemas de la traducción
-La enseñanza de la lengua y la literatura
-Enseñanza del español como lengua segunda y extranjera
-Historiografía de la crítica y la lingüística

Más información: congresodeletras2010@filo.uba.ar

lunes, 8 de noviembre de 2010

Congreso Internacional de Danza Folklórica

"200 Años de Resignificación de la Danza Folklórica en Latinoamérica: Mitos y Desafíos"

11° Jornadas por la Identidad Cultural IDENTIFICARTE 2010

16, 17 y 18 de Noviembre
Complejo Cultural Pasaje Dardo Rocha, La Plata

El 3° Congreso Internacional de Danza Folklórica, se realiza bajo el lema "200 Años de Resignificación de la Danza Folklórica en Latinoamérica: Mitos y Desafíos", conjuntamente con las 11° Jornadas por la Identidad Cultural IDENTIFICARTE2010, que reúne las más variadas miradas respecto de los aportes a la Cultura en Tiempos del Bicentenario, desarrollando múltiples actividades, conferencias, mesas de debate, espectáculos de Danza, exposiciones, talleres, proyección de material audiovisual, entre otras.

Enorme cantidad de figuras importantísimas e investigadores destacados de la disciplina se reúnen en tres días de jornadas intensas, que se desarrollarán los días martes 16, miércoles 17 y jueves 18 de noviembre de 2010, en horario de 9 a 20 hs. en el Salón de la Vicepresidencia del Complejo Cultural Pasaje Dardo Rocha, sito en calle 50 entre calle 6 y Av. 7 de la ciudad de La Plata.

Más información en: https://sites.google.com/site/artefolklaplata/congreso-internacional-de-danza-folklorica



Encendidos por los fósforos - Nueva función

Aula20, Grupo de Danza de la Facultad de Bellas Artes
de la Universidad Nacional de La Plata, repone la obra
Encendidos por los fósforos,
basada en el poema Revolución
del escritor y crítico platense Saúl Yurkievich.

Viernes 12 de noviembre, 20:30 hs,
Aula 10 de la Sede Fonseca de la Facultad de Bellas Artes de la UNLP,
diagonal 78 y calle 10.
Entrada libre y gratuita.


jueves, 4 de noviembre de 2010

I Congreso Internacional de Epistemología y Metodología "Investigación Científica y Biopolítica"




La Maestría en Metodología de la Investigación Científica de la Universidad Nacional de Lanús invita al I Congreso Internacional de Epistemología y Metodología: “Investigación Científica y Biopolítica”, que se realizará el 11 y 12 de noviembre en la Sala Augusto Cortázar de la Biblioteca Nacional, Agüero 2502, de 10 a 18 hs.




PROGRAMA

Jueves 11 de noviembre

9,30 hs. Acreditación
10 hs. Apertura de las Jornadas a cargo de Autoridades de la UNLa

10,30 a 12 hs. Panel
- “Implicancias políticas del ‘apogeo’ metodológico. Hacia una ecología de los saberes”, Silvia Rivera (UNLa, UBA)
- “Abordajes deconstructivos como estrategias de investigación”, Esther Díaz (UNLa)
- “Metodología de las ciencias humanas: Giorgio Agamben y el paradigma biopolítico”, María Teresa García Bravo (UNLa)
Coordina Mariano Dorr

12 a 13 hs. Conferencia Inaugural
- “Planteamientos epistemológicos y metodológicos de un Programa Investigativo en el campo de las Etnomatemáticas”, Gelsa Knijnik (Universidade do Vale do Rio dos Sinos, Brasil)
Coordina Esther Díaz

13 a 14 hs. Almuerzo

14 a 15,30 hs. Panel
- “Indicadores de sustentabilidad. La tensión del consenso y el conflicto en la dimensionalidad de variables biopolíticas”, Nélida Da Costa Pereira (UNLu)
- “Método, creencias y biopolítica en nuestra crisis epocal: perspectivas de diálogo y reconstrucción de sentidos compartidos”, Alejandra Ojeda (UNLa, UBA)
- “El pensamiento rizomático como eje del dimensionamiento del objeto modelo. La construcción de la información de la complejidad en un marco de epistemología ampliada”, Jorge Martínez (UNLu)
Coordina María Cristina Sandoval

15,30 a 16,30 hs. Conferencia
- “Hermenéutica y Metodología”, Roxana Ynoub (UNLa, UNMP, UBA)
Coordina Silvia Rivera

16, 30 a 17 h. Café

17 a 18 hs. Conferencia
- “Paradigmas biopolíticos y políticas de la resistencia: entre los intersticios de los biopoderes”, Mónica B. Cragnolini (UBA, CONICET)
Coordina Esther Díaz

Viernes 12 de noviembre

10 a 11,30 hs. Panel
- “Entre la reproducción y la creación: Los procesos de modelización del objeto”, Marcela Botinelli (UNLa, UBA)
- “Metacrítica de la epistemología”, Andrés Mombrú (UBA)
- “Tres versiones de la matriz de datos”, Cecilia Ros (UNLa)
Coordina Alejandra Gabriele

11,30 a 12,30 hs. Conferencia
- “Secularización, abstracción y excepción en los diagnósticos sobre biopolítica”, Alfonso Galindo Hervás (Universidad de Murcia, España)
Coordina Cristina Ambrosini

12,30 a 13,30 hs. Almuerzo

13,30 a 14,30 hs. Conferencia
- “Violencia y Subjetivación: contribución desde una epistemología psicoanalítica”, Niklas Bornhauser (Universidad Andrés Bello, Chile)
Coordina Fernando Gallego

15 a 16,30hs. Conferencias:
- “Bios y Poder en Foucault: el legado de Nietzsche”, Cristina Ambrosini (UNLa, UBA)
- “Foucault: Biopolítica y Epistemopolítica”, Fernando Gallego (UBA, CONICET)
Coordina María Teresa García Bravo.

16,30 a 17 hs. Café

17 a 18 hs. Conferencia:
- “Estadística, eugenesia y biometría: Sobre la relación entre ideología, intereses sociales y dispositivos de investigación científica”, Juan Ignacio Piovani (UNLP, CONICET, Università di Bologna)
Coordina Javier Santos

18 hs. Cierre de las Jornadas a cargo de Autoridades de la UNLa


Para más información e inscripción:
epistemología_metodologia@unla.edu.ar estherdiaz@netex.com.ar

El cuerpo utópico*

En esta conferencia de Foucault –que acaba de publicarse en castellano–, el cuerpo es primero “lo contrario de una utopía”, lugar “absoluto”, “despiadado”, al que se confronta la utopía del alma. Pero finalmente el cuerpo, “visible e invisible”, “penetrable y opaco”, resulta ser “el actor principal de toda utopía” y sólo calla ante el espejo, ante el cadáver o ante el amor.




Por Michel Foucault **

Apenas abro los ojos, ya no puedo escapar a ese lugar que Proust, dulcemente, ansiosamente, viene a ocupar una vez más en cada despertar1. No es que me clave en el lugar –porque después de todo puedo no sólo moverme y removerme, sino que puedo moverlo a él, removerlo, cambiarlo de lugar–, sino que hay un problema: no puedo desplazarme sin él; no puedo dejarlo allí donde está para irme yo a otra parte. Puedo ir hasta el fin del mundo, puedo esconderme, de mañana, bajo mis mantas, hacerme tan pequeño como pueda, puedo dejarme fundir al sol sobre la playa, pero siempre estará allí donde yo estoy. El está aquí, irreparablemente, nunca en otra parte. Mi cuerpo es lo contrario de una utopía, es lo que nunca está bajo otro cielo, es el lugar absoluto, el pequeño fragmento de espacio con el cual, en sentido estricto, yo me corporizo.

Mi cuerpo, topía despiadada. ¿Y si, por fortuna, yo viviera con él en una suerte de familiaridad gastada, como con una sombra, como con esas cosas de todos los días que finalmente he dejado de ver y que la vida pasó a segundo plano, como esas chimeneas, esos techos que se amontonan cada tarde ante mi ventana? Pero todas las mañanas, la misma herida; bajo mis ojos se dibuja la inevitable imagen que impone el espejo: cara delgada, hombros arqueados, mirada miope, ausencia de pelo, nada lindo, en verdad. Y es en esta fea cáscara de mi cabeza, en esta jaula que no me gusta, en la que tendré que mostrarme y pasearme; a través de esta celosía tendré que hablar, mirar, ser mirado; bajo esta piel tendré que reventar. Mi cuerpo es el lugar irremediable al que estoy condenado. Después de todo, creo que es contra él y como para borrarlo por lo que se hicieron nacer todas esas utopías. El prestigio de la utopía, la belleza, la maravilla de la utopía, ¿a qué se deben? La utopía es un lugar fuera de todos los lugares, pero es un lugar donde tendré un cuerpo sin cuerpo, un cuerpo que será bello, límpido, transparente, luminoso, veloz, colosal en su potencia, infinito en su duración, desligado, invisible, protegido, siempre transfigurado; y es bien posible que la utopía primera, aquella que es la más inextirpable en el corazón de los hombres, sea precisamente la utopía de un cuerpo incorpóreo. El país de las hadas, el país de los duendes, de los genios, de los magos, y bien, es el país donde los cuerpos se transportan tan rápido como la luz, es el país donde las heridas se curan con un bálsamo maravilloso en el tiempo de un rayo, es el país donde uno puede caer de una montaña y levantarse vivo, es el país donde se es visible cuando se quiere, invisible cuando se lo desea. Si hay un país mágico es realmente para que en él yo sea un príncipe encantado y todos los lindos lechuguinos se vuelvan peludos y feos como osos.

Pero hay también una utopía que está hecha para borrar los cuerpos. Esa utopía es el país de los muertos, son las grandes ciudades utópicas que nos dejó la civilización egipcia. Después de todo, las momias, ¿qué son? Es la utopía del cuerpo negado y transfigurado. La momia es el gran cuerpo utópico que persiste a través del tiempo. También existieron las máscaras de oro que la civilización micénica ponía sobre las caras de los reyes difuntos: utopía de sus cuerpos gloriosos, poderosos, solares, terror de los ejércitos. Existieron las pinturas y las esculturas de las tumbas; los yacientes, que desde la Edad Media prolongan en la inmovilidad una juventud que ya no tendrá fin. Existen ahora, en nuestros días, esos simples cubos de mármol, cuerpos geometrizados por la piedra, figuras regulares y blancas sobre el gran cuadro negro de los cementerios. Y en esa ciudad de utopía de los muertos, hete aquí que mi cuerpo se vuelve sólido como una cosa, eterno como un dios.

Pero tal vez la más obstinada, la más poderosa de esas utopías por las cuales borramos la triste topología del cuerpo nos la suministra el gran mito del alma, desde el fondo de la historia occidental. El alma funciona en mi cuerpo de una manera muy maravillosa. En él se aloja, por supuesto, pero bien que sabe escaparse de él: se escapa para ver las cosas, a través de las ventanas de mis ojos, se escapa para soñar cuando duermo, para sobrevivir cuando muero. Mi alma es bella, es pura, es blanca; y si mi cuerpo barroso –en todo caso no muy limpio– viene a ensuciarla, seguro que habrá una virtud, seguro que habrá un poder, seguro que habrá mil gestos sagrados que la restablecerán en su pureza primigenia. Mi alma durará largo tiempo, y más que largo tiempo, cuando mi viejo cuerpo vaya a pudrirse. ¡Viva mi alma! Es mi cuerpo luminoso, purificado, virtuoso, ágil, móvil, tibio, fresco; es mi cuerpo liso, castrado, redondeado como una burbuja de jabón.

Y hete aquí que mi cuerpo, por la virtud de todas esas utopías, ha desaparecido. Ha desaparecido como la llama de una vela que alguien sopla. El alma, las tumbas, los genios y las hadas se apropiaron por la fuerza de él, lo hicieron desaparecer en un abrir y cerrar de ojos, soplaron sobre su pesadez, sobre su fealdad, y me lo restituyeron resplandeciente y perpetuo.

Pero mi cuerpo, a decir verdad, no se deja someter con tanta facilidad. Después de todo, él mismo tiene sus recursos propios de lo fantástico; también él posee lugares sin lugar y lugares más profundos, más obstinados todavía que el alma, que la tumba, que el encanto de los magos. Tiene sus bodegas y sus desvanes, tiene sus estadías oscuras, sus playas luminosas. Mi cabeza, por ejemplo, mi cabeza: qué extraña caverna abierta sobre el mundo exterior por dos ventanas, dos aberturas, bien seguro estoy de eso, puesto que las veo en el espejo; y además, puedo cerrar una u otra por separado. Y sin embargo no hay más que una sola de esas aberturas, porque delante de mí no veo más que un solo paisaje, continuo, sin tabiques ni cortes. Y en esa cabeza, ¿cómo ocurren las cosas? Y bien, las cosas vienen a alojarse en ella. Entran allí –y de eso estoy muy seguro, de que las cosas entran en mi cabeza cuando miro, porque el sol, cuando es demasiado fuerte y me deslumbra, va a desgarrar hasta el fondo de mi cerebro–, y sin embargo esas cosas que entran en mi cabeza siguen estando realmente en el exterior, puesto que las veo delante de mí y, para alcanzarlas, a mi vez debo avanzar.

Cuerpo incomprensible, cuerpo penetrable y opaco, cuerpo abierto y cerrado: cuerpo utópico. Cuerpo absolutamente visible, en un sentido: muy bien sé lo que es ser mirado por algún otro de la cabeza a los pies, sé lo que es ser espiado por detrás, vigilado por encima del hombro, sorprendido cuando menos me lo espero, sé lo que es estar desnudo; sin embargo, ese mismo cuerpo que es tan visible, es retirado, es captado por una suerte de invisibilidad de la que jamás puedo separarlo. Ese cráneo, ese detrás de mi cráneo que puedo tantear, allí, con mis dedos, pero jamás ver; esa espalda, que siento apoyada contra el empuje del colchón sobre el diván, cuando estoy acostado, pero que sólo sorprenderé mediante la astucia de un espejo; y qué es ese hombro, cuyos movimientos y posiciones conozco con precisión pero que jamás podré ver sin retorcerme espantosamente. El cuerpo, fantasma que no aparece sino en el espejismo de los espejos y, todavía, de una manera fragmentaria. ¿Acaso realmente necesito a los genios y a las hadas, y a la muerte y al alma, para ser a la vez indisociablemente visible e invisible? Y además ese cuerpo es ligero, es transparente, es imponderable; nada es menos cosa que él: corre, actúa, vive, desea, se deja atravesar sin resistencia por todas mis intenciones. Sí. Pero hasta el día en que siento dolor, en que se profundiza la caverna de mi vientre, en que se bloquean, en que se atascan, en que se llenan de estopa mi pecho y mi garganta. Hasta el día en que se estrella en el fondo de mi boca el dolor de muelas. Entonces, entonces ahí dejo de ser ligero, imponderable, etc.; me vuelvo cosa, arquitectura fantástica y arruinada.

No, realmente, no se necesita sortilegio ni magia, no se necesita un alma ni una muerte para que sea a la vez opaco y transparente, visible e invisible, vida y cosa; para que sea utopía basta que sea un cuerpo. Todas esas utopías por las cuales esquivaba mi cuerpo, simplemente tenían su modelo y su punto primero de aplicación, tenían su lugar de origen en mi propio cuerpo. Estaba muy equivocado hace un rato al decir que las utopías estaban vueltas contra el cuerpo y destinadas a borrarlo: ellas nacieron del propio cuerpo y tal vez luego se volvieron contra él.

En todo caso, una cosa es segura, y es que el cuerpo humano es el actor principal de todas las utopías. Después de todo, una de las más viejas utopías que los hombres se contaron a ellos mismos, ¿no es el sueño de cuerpos inmensos, desmesurados, que devorarían el espacio y dominarían el mundo? Es la vieja utopía de los gigantes, que se encuentra en el corazón de tantas leyendas, en Europa, en Africa, en Oceanía, en Asia; esa vieja leyenda que durante tanto tiempo alimentó la imaginación occidental, de Prometeo a Gulliver.

También el cuerpo es un gran actor utópico, cuando se trata de las máscaras, del maquillaje y del tatuaje. Enmascararse, maquillarse, tatuarse, no es exactamente, como uno podría imaginárselo, adquirir otro cuerpo, simplemente un poco más bello, mejor decorado, más fácilmente reconocible; tatuarse, maquillarse, enmascararse, es sin duda algo muy distinto, es hacer entrar al cuerpo en comunicación con poderes secretos y fuerzas invisibles. La máscara, el signo tatuado, el afeite depositan sobre el cuerpo todo un lenguaje: todo un lenguaje enigmático, todo un lenguaje cifrado, secreto, sagrado, que llama sobre ese mismo cuerpo la violencia del dios, el poder sordo de lo sagrado o la vivacidad del deseo. La máscara, el tatuaje, el afeite colocan al cuerpo en otro espacio, lo hacen entrar en un lugar que no tiene lugar directamente en el mundo, hacen de ese cuerpo un fragmento de espacio imaginario que va a comunicar con el universo de las divinidades o con el universo del otro. Uno será poseído por los dioses o por la persona que uno acaba de seducir. En todo caso la máscara, el tatuaje, el afeite son operaciones por las cuales el cuerpo es arrancado a su espacio propio y proyectado a otro espacio.

Escuchen, por ejemplo, este cuento japonés y la manera en que un tatuador hace pasar a un universo que no es el nuestro el cuerpo de la joven que él desea:

“El sol disparaba sus rayos sobre el río e incendiaba el cuarto de las siete esteras. Sus rayos reflejados sobre la superficie del agua formaban un dibujo de olas doradas sobre el papel de los biombos y sobre la cara de la joven profundamente dormida. Seikichi, tras haber corrido los tabiques, tomó entre sus manos sus herramientas de tatuaje. Durante algunos instantes permaneció sumido en una suerte de éxtasis. Precisamente ahora saboreaba plenamente la extraña belleza de la joven. Le parecía que podía permanecer sentado ante ese rostro inmóvil durante decenas y centenas de años sin jamás experimentar ni fatiga ni aburrimiento. Así como el pueblo de Menfis embellecía antaño la tierra magnífica de Egipto de pirámides y de esfinges, así Seikichi con todo su amor quiso embellecer con su dibujo la piel fresca de la joven. Le aplicó de inmediato la punta de sus pinceles de color sostenidos entre el pulgar, el anular y el dedo pequeño de la mano izquierda, y a medida que las líneas eran dibujadas, las pinchaba con su aguja sostenida en la mano derecha”.

Y si se piensa que la vestimenta sagrada, o profana, religiosa o civil hace entrar al individuo en el espacio cerrado de lo religioso o en la red invisible de la sociedad, entonces se ve que todo cuanto toca al cuerpo –-dibujo, color, diadema, tiara, vestimenta, uniforme–, todo eso hace alcanzar su pleno desarrollo, bajo una forma sensible y abigarrada, las utopías selladas en el cuerpo.

Pero acaso habría que descender una vez más por debajo de la vestimenta, acaso habría que alcanzar la misma carne, y entonces se vería que en algunos casos, en su punto límite, es el propio cuerpo el que vuelve contra sí su poder utópico y hace entrar todo el espacio de lo religioso y lo sagrado, todo el espacio del otro mundo, todo el espacio del contramundo, en el interior mismo del espacio que le está reservado. Entonces, el cuerpo, en su materialidad, en su carne, sería como el producto de sus propias fantasías. Después de todo, ¿acaso el cuerpo del bailarín no es justamente un cuerpo dilatado según todo un espacio que le es interior y exterior a la vez? Y también los drogados, y los poseídos; los poseídos, cuyo cuerpo se vuelve infierno; los estigmatizados, cuyo cuerpo se vuelve sufrimiento, redención y salvación, sangrante paraíso.

Realmente era necio, hace un rato, de creer que el cuerpo nunca estaba en otra parte, que era un aquí irremediable y que se oponía a toda utopía.

Mi cuerpo, de hecho, está siempre en otra parte, está ligado a todas las otras partes del mundo, y a decir verdad está en otra parte que en el mundo. Porque es a su alrededor donde están dispuestas las cosas, es con respecto a él –y con respecto a él como con respecto a un soberano– como hay un encima, un debajo, una derecha, una izquierda, un adelante, un atrás, un cercano, un lejano. El cuerpo es el punto cero del mundo, allí donde los caminos y los espacios vienen a cruzarse, el cuerpo no está en ninguna parte: en el corazón del mundo es ese pequeño núcleo utópico a partir del cual sueño, hablo, expreso, imagino, percibo las cosas en su lugar y también las niego por el poder indefinido de las utopías que imagino. Mi cuerpo es como la Ciudad del Sol, no tiene un lugar pero de él salen e irradian todos los lugares posibles, reales o utópicos.

Después de todo, los niños tardan mucho tiempo en saber que tienen un cuerpo. Durante meses, durante más de un año, no tienen más que un cuerpo disperso, miembros, cavidades, orificios, y todo esto no se organiza, todo esto no se corporiza literalmente sino en la imagen del espejo. De una manera más extraña todavía, los griegos de Homero no tenían una palabra para designar la unidad del cuerpo. Por paradójico que sea, delante de Troya, bajo los muros defendidos por Héctor y sus compañeros, no había cuerpo, había brazos alzados, había pechos valerosos, había piernas ágiles, había cascos brillantes por encima de las cabezas: no había un cuerpo. La palabra griega que significa cuerpo no aparece en Homero sino para designar el cadáver. Es ese cadáver, por consiguiente, es el cadáver y es el espejo quienes nos enseñan (en fin, quienes enseñaron a los griegos y quienes enseñan ahora a los niños) que tenemos un cuerpo, que ese cuerpo tiene una forma, que esa forma tiene un contorno, que en ese contorno hay un espesor, un peso, en una palabra, que el cuerpo ocupa un lugar. Es el espejo y es el cadáver los que asignan un espacio a la experiencia profunda y originariamente utópica del cuerpo; es el espejo y es el cadáver los que hacen callar y apaciguan y cierran sobre un cierre –-que ahora está para nosotros sellado– esa gran rabia utópica que hace trizas y volatiliza a cada instante nuestro cuerpo. Es gracias a ellos, es gracias al espejo y al cadáver por lo que nuestro cuerpo no es lisa y llana utopía. Si se piensa, empero, que la imagen del espejo está alojada para nosotros en un espacio inaccesible, y que jamás podremos estar allí donde estará nuestro cadáver, si se piensa que el espejo y el cadáver están ellos mismos en un invencible otra parte, entonces se descubre que sólo unas utopías pueden encerrarse sobre ellas mismas y ocultar un instante la utopía profunda y soberana de nuestro cuerpo.

Tal vez habría que decir también que hacer el amor es sentir su cuerpo que se cierra sobre sí, es finalmente existir fuera de toda utopía, con toda su densidad, entre las manos del otro. Bajo los dedos del otro que te recorren, todas las partes invisibles de tu cuerpo se ponen a existir, contra los labios del otro los tuyos se vuelven sensibles, delante de sus ojos semicerrados tu cara adquiere una certidumbre, hay una mirada finalmente para ver tus párpados cerrados. También el amor, como el espejo y como la muerte, apacigua la utopía de tu cuerpo, la hace callar, la calma, y la encierra como en una caja, la clausura y la sella. Por eso es un pariente tan próximo de la ilusión del espejo y de la amenaza de la muerte; y si a pesar de esas dos figuras peligrosas que lo rodean a uno le gusta tanto hacer el amor es porque, en el amor, el cuerpo está aquí.

1 La recuperación del cuerpo en el proceso del despertar es un tema recurrente en la obra de Marcel Proust. (N. de la R.)

** La conferencia “El cuerpo utópico”, de 1966, integra el libro El cuerpo utópico. Las heterotopías, de reciente aparición (ed. Nueva Visión).

*Publicado en Pagina/12 el sábado 30 de octubre de 2010.